MÉXICO, D.F., 3 de agosto (apro).- Apenas regresó de vacaciones, el jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera se encontró con una realidad inocultable: que la Ciudad de México no es tan segura como presume.
En la delegación Benito Juárez, la misma donde vive el mandatario capitalino, el pasado 31 de julio cinco personas –un varón y cuatro mujeres– fueron torturadas y maniatadas. Al menos dos de las mujeres fueron, además, abusadas sexualmente.
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