MÉXICO, D.F., 7 de septiembre (apro).- Godot es el domador del circo de la existencia. Godot es la noción misma de porvenir. Godot es una lata de refresco helada, es la jubilación, es el viaje a la playa, es la visita de un presidente municipal, es la espera, la espera es el sentido de lo que no lo tiene y nunca se ha esperado tanto como hoy. Godot es el primer anhelo, la ilusión primigenia que acompaña al alba.
Publicada en 1952, Esperando a Godot, de Samuel Beckett, el genial escritor irlandés, quien hiciera del francés su propia lengua, sigue siendo hoy una de las piezas teatrales más subversivas y rebeldes de la historia.
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