BRUSELAS.- En septiembre de 2008 la vida profesional del francés Antoine Deltour parecía iluminarse, cuando la oficina en Luxemburgo de PwC (PricewaterhouseCoopers), la compañía internacional líder en servicios financieros, le ofreció un contrato por tiempo indefinido. Aceptó.
Su trabajo consistía en verificar que las cuentas de las empresas clientes de la consultoría fueran “sinceras y fieles”, como narró él mismo. La presión del puesto, cuyo salario mensual era de 2 mil 600 euros, terminó rápidamente por agotarlo y decidió buscar empleo en el Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos, una institución público francesa para la cual trabaja actualmente.
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