COLUMNA PATRIMONIO MÁS QUE PIEDRAS / CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Desde su llegada a Cozumel, los españoles se sintieron atraídos por los códices, aunque algunos arrasaron con ellos por considerar espantosas sus figuras; por ejemplo, los frailes se empeñaban en desterrar de raíz la idolatría y Hernán Cortés se afanaba en buscar información que le ayudara a trazar rutas de exploración y definir planes de ataque contra los indígenas.
Así comienza Pablo Escalante Gonzalbo, doctor en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), su libro Los códices mesoamericanos antes y después de la conquista española. Historia de un lenguaje pictográfico.
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