CIUDAD DE MEXICO (proceso).- La selección nacional nunca había encarado la Copa América en condiciones tan favorables. Con motivo de los 100 años del certamen continental –que por primera vez se disputó en Estados Unidos– México prácticamente jugaba de local gracias al apoyo de los connacionales radicados en aquel país y arribaba al torneo con una histórica racha invicta.
La ocasión parecía inmejorable para el equipo tricolor bajo el mando del colombiano Juan Carlos Osorio, el obsesivo técnico de las pregonadas “rotaciones”, que suele presumir como un estilo de vida.
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