CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El resurgimiento de las contingencias ambientales y sus secuelas en el Valle de México terminó por fracturar la luna de miel que el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, mantenía desde el inicio de sui gestión, hace ya casi cuatro años, con el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
Justo cuando su popularidad se encuentra en su peor momento –70% de los capitalinos desaprueba su gestión, según la más reciente encuesta de El Universal–, cuando una facción de la dirigencia del partido que lo llevó al poder en la capital del país, el PRD, comienza a cuestionar su actuación al frente de la metrópoli, y de cara a la sucesión presidencial, Mancera empezó a endurecer su discurso, algo que no había ocurrido a lo largo de los tres años y medio de su gobierno.
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