CIUDAD DE MÉXICO, (apro).- La promesa de Ricardo Anaya de ir contra los corruptos del Partido Acción Nacional (PAN), que se originó con el escándalo de los “moches” en la Cámara de Diputados y que usa como plataforma para su proyecto presidencial en 2018, ha quedado hasta ahora sólo en el discurso.
Pese a los señalamientos públicos de prominentes panistas contra gobernantes, dirigentes y militantes del PAN por, presuntamente incurrir en corrupción, como el expresidente Gustavo Madero, el excoordinador parlamentario Luis Alberto Villarreal y el propio Anaya –involucrados desde 2014 en el cobro de comisiones conocidas como “moches”–, y el exgobernador Guillermo Padrés, nada ha pasado.
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