CIUDAD DE MÉXICO (apro-cimac).- Yakiri Rubí Rubio Aupart y Clara Tapia Herrera no se conocían ni tenían relación alguna, no frecuentaban los mismos lugares y jamás se habían cruzado en la vida. Las dos tienen historias diferentes, edades diferentes y circunstancias distintas. Sin embargo, ambas tienen un elemento en común: pese a ser víctimas de violencia machista y denunciar ante la autoridad responsable de procurar justicia en la capital, fueron tratadas como delincuentes y victimarias, mostrando con ello la misoginia que permea en el sistema de justicia capitalino y la pésima investigación que se realiza en la institución.
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