“Los entrenamientos son la clave”: Crisanto Grajales

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Crisanto Grajales era un niño de 10 años cuando su papá ya lo entrenaba como si fuera adulto. Al pequeño le encantaba correr. Las lágrimas se le escurrían del cansancio. No lo dejaba parar. Le exigía que diera más. Y quienes atestiguaban la escena se comían al hombre con la mirada. Movían la cabeza en señal de desaprobación: ¿cómo un padre puede maltratar así a su hijo?

 



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