Lucía Lagunes Huerta*
Ciudad de México (apro-cimac).- El pasado lunes se cumplieron dos años de la desaparición de 43 jóvenes normalistas de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos, de Ayotzinapa. Dos años, implican dos palabras que se dice fácil. Dos palabras que para 43 familias son días sin horas, casi un tiempo interminable de dolor y angustia convertido en rabia.
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