La investigadora Martha Lilia Tenorio rememora cómo llegó a las clases del filólogo jalisciense con la intención de cursar la maestría, a los 25 años. A partir de ese momento luchó porque, ya en El Colegio de México, le dirigiera la tesis de doctorado sobre Sor Juana Inés de la Cruz. Se convirtió en su discípula, y luego en la depositaria de su legado, pues Antonio Alatorre le dejó materiales para publicar su obra completa, primicia que entrega a Proceso, como las cartas que registran el pleito con Octavio Paz sobre La décima musa. Tenorio realiza aquí el perfil de quien fuera su maestro por un cuarto de siglo.
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