MÉXICO, D.F., 23 de abril (proceso).- Se dice que el coleccionismo en México no tiene una tradición arraigada que busque desinteresadamente impulsar el arte, sin verlo como una inversión o una forma de prestigiarse. Pero cuando se habla del tema, saltan siempre los nombres de Alvar Carrillo Gil y Marte R. Gómez como dos de los excepcionales coleccionistas de principios del siglo XX, cuya afición contribuyó a conformar parte del patrimonio cultural de la nación.
En la actualidad no parece haber muchos que disputen esa categoría a Andrés Blaisten, quien hace cinco años decidió compartir su acervo con el público a través de un convenio con la Universidad Nacional Autónoma de México, y abrió en 2007 el Museo Colección Blaisten en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT), antes Secretaría de Relaciones Exteriores.
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