Por: La redacción
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En mayo del año pasado, Ruth Escareño empezó a notar conductas inusuales y crisis nocturnas en su hija de dos años quien lloraba cuando la dejaba en la guardería. Su periplo inició cuando, al llevarla al pediatra, este le sugirió acudir a las autoridades porque halló huellas de abuso.
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