MÉXICO, DF, 27 de mayo (apro).- Los colegas periodistas de música recordamos con gran afecto a Octavio Hernández, cuando infaltable solía cubrir los escasos conciertos de rock que permitían los gobiernos priistas, a finales de los años setenta y ochenta, acompañado de una bella fotoreportera brasileira.
Para la década de los noventa, hallamos a Octavio (colaborador de El Nacional) en Tijuana, Baja California, donde vivía en su casa de dos pisos cerca de Playitas de Tijuana; allí recibía a sus amigochos, escritores, poetas y reporteros quienes por las noches, en más de una ocasión lo escuchamos retumbar con maestría la bataca que lucía en estudio y biblioteca.
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