Berlín (apro).– Con sólo un voto en contra y una abstención, el pasado 2 de junio el Parlamento alemán aprobó una resolución histórica: reconoció como genocidio la matanza de alrededor de millón y medio de armenios cometida por el imperio otomano en 1915.
Tal decisión, sin embargo, no sólo desató la furia del gobierno de Ankara en contra de Berlín, sino que produjo una virulenta y no antes vista reacción que hoy tiene a 11 parlamentarios alemanes de origen turco y a sus familias viviendo bajo protección policiaca permanente, debido a las amenazas de muerte que han recibido.
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