BERLÍN (apro).– En México existe una alianza corrupta entre medios de comunicación cercanos al gobierno, clase política y crimen organizado que posee un amplio repertorio de posibilidades para censurar la información crítica.
No sólo eso. Las agresiones contra informadores permanecen, no sólo en su mayor parte sin castigo, sino que además esta ausencia de sanciones jurídicas conduce a la reproducción de un patrón de violencia. En este clima de miedo, es la sociedad civil mexicana la que pierde en muchas regiones del país el poder y el derecho a una opinión pública crítica.
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