CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Durante cuatro días Porfirio Muñoz Ledo recibió injurias, fue acusado de tirano y calificado por la derecha de ser presidente espurio en la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Nada hizo mella en él, el político más avezado del país.
Nada, hasta que llegó el mensaje a sus compañeros de Morena, en el que la secretaria de Gobernación puso de manifiesto que las formas para que el partido, y por consiguiente él, se mantuviera seis meses más a la cabeza del máximo órgano de gobierno del legislativo, estaban afectando al Ejecutivo.
Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí