CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Esperó ganar la Presidencia durante 15 años y, quizás por ello, apenas lo consiguió. Andrés Manuel López Obrador no quiso esperar más para echar a andar una agenda frenética de actos de aterciopelamiento con el presidente en funciones, reconciliación con los capitalistas mexicanos, anuncios espectaculares y otros que deben encender alarmas.
Encontrarse con las cúpulas empresariales, el sector que más lo cuestionó, saboteó y hasta el último momento se le opuso, era tan indispensable para dar señales de estabilidad económica, como también lo es construir una transición tranquila para la necesaria firmeza institucional.
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