CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- AMLO es un ente político. Lo es en un ciento por ciento. No más. Vive para hacer política: dominar, ejercer el poder, mandar y ser obedecido, hacerse temer sin retirar la mano de “amistad”; es paciente: sabe jugar, no tiene prisa. Los fracasos le enseñaron a esperar; en la espera llegó a conocer a sus adversarios y, sobre todo, a sus aliados y “amigos”.
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