VILLAHERMOSA, Tab., 29 de marzo (apro).- A los 15 años, cuando cursaba tercero de secundaria en la escuela Jaime Torres Bidet de esta capital, Andrés Manuel López Obrador era un muchacho tranquilo, no se metía en problemas, cumplía sus tareas; en el salón de clases se le preguntaba y contestaba pero no pedía la palabra. No se le veía “madera” de dirigente.
“Nunca me imaginé que después sería un líder contestatario, rebelde, opositor, duro. En ese tiempo no lo veía así. En las clases ponía atención, pero eso era en términos generales”, recuerda su profesor Rodolfo Lara Lagunas, actual diputado federal perredista.
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