CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Aquellas mujeres que se atrevieron a jugar futbol en Afganistán, viven horas de angustia ante la llegada de los talibanes al gobierno de ese país, luego del retiro de las tropas de Estados Unidos.
Refugiada en Dinamarca, Khalida Popal, una de las primeras mujeres que tocó el balón en esas tierras de gobierno teocrático, escucha angustiada las voces de sus compatriotas que piden ayuda.
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