CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Detrás de los feminicidios, las historias de las víctimas revelan la ineficiencia gubernamental.
El pasado 30 de mayo, el cuerpo decapitado de Diana Berenice Aldana Lugo, flotaba en el río Atoyac, muy cerca del exclusivo sector de la Angelópolis, en Puebla. Había pasado varios meses desde que ella denunció el hostigamiento, las amenazas y la violencia que padecía a manos de su expareja, Jesús Hernández quien, por no aceptar volver con él, terminó cortándole la cabeza.
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