CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Estimado lector de la presente: el que suscribe es uno de los tantos que con singular satisfacción se enteró de la nominación del Hillary Clinton como candidata a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Demócrata de ese país.
Lo confieso, esa satisfacción me sorprendió, pues por lo general suelo se más cauto ante los hechos sociales y políticos, así que no tardé en ponerme a reflexionar mi espontáneo regocijo.
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