CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Ante la crisis económica causada por la pandemia del coronavirus, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no podrá alcanzar sus objetivos de bienestar para la población de menores ingresos si no incluye en sus planes de gobierno una verdadera reforma fiscal que redistribuya el ingreso, promueva la inversión, recupere el medio millón de empleos perdidos y deje de ocuparse sólo de la fiscalización a los grandes contribuyentes.
Organismos multilaterales como el FMI y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) recomiendan esa reforma fiscal como la única opción para que México pueda reactivar su economía sin recurrir al endeudamiento, pero el Servicio de Administración Tributaria (SAT) sigue con su política de fiscalizar a los grandes deudores.