CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Difícil descifrar lo que AMLO hará sobre el tema de la impunidad. Difícil discernir cuál será la decisión final ante tantos mensajes encontrados. Un día afirma que habrá perdón para los corruptos, al otro revira y anuncia que se someterá a una consulta. Un día dice que hurgar en el pasado sólo produciría inestabilidad, al otro esclarece que lo hará si el pueblo se lo pide. Muchos electores tratan de entender los vuelcos impredecibles y justificarlos, mientras otros cuestionan la congruencia de quien prometió combatir la corrupción y ahora no se sabe cómo y hasta dónde lo hará. La falta de claridad inquieta, porque si no se encara el pasado, terminará por hacerse presente. La impunidad que llevamos décadas arrastrando seguirá ahí, saboteando el espíritu de la Cuarta Transformación. Porque, como escribiera Vaclav Havel: “En los nuevos tiempos debemos descender al fondo de nuestra miseria para entender la verdad, tal como uno debe descender al final del pozo para ver las estrellas”.
La verdad sobre Odebrecht. La verdad sobre Ayotzinapa. La verdad sobre OHL. La verdad sobre la Estafa Maestra. La verdad sobre el gobierno espía. Verdad producto de investigaciones que en el próximo sexenio esperaríamos ver iniciadas por el Poder Judicial, impulsadas por las partes del Sistema Nacional Anticorrupción que dependen del Poder Ejecutivo, apoyadas por cada miembro de Morena, dada su trayectoria y lo que el partido prometió encarar.