Tránsito en el vacío

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- A lo largo de mis columnas de Proceso no he dejado de señalar que vivimos una crisis civilizatoria, es decir, el colapso de las instituciones que un día rigieron el orden político de la sociedad. Sus muestras más evidentes en México son ya un lugar común: la corrupción de las instancias de gobierno y de los partidos, la colusión de éstos con el crimen organizado, cuya expresión más brutal en su inhumanidad son la inseguridad, los cientos de miles de asesinados, de desaparecidos y de fosas clandestinas, las intrincadas redes de trata y la ausencia de cualquier sentido de gobierno y de justicia.

Aunque todos padecemos sus estragos, nadie o muy pocos osan mirarlo así. Sin embargo, las consecuencias del sismo han hecho más clara la crisis. Rebasado por el caos y por los destellos de autogestión y organización ciudadana, es ya imposible negar que el Estado y sus instituciones están colapsados. Nada hay, en la actual realidad política, que ampare la posibilidad de que el Estado se rehaga y la vida social se recomponga. La crisis, como lo han expresado los movimientos más clarividentes, como el zapatismo, es sistémica y no habrá hombres ni mujeres, por más honestos que sean, que puedan rehacerlo. Es imposible construir un gobierno, en el sentido de rumbo y de vida humana, con estructuras que dejaron de funcionar, que se volvieron decrépitas, que dieron de sí y que, como el ser humano que las creó, terminarán por morir.

La “Marcha por Morelos” logra acuerdos tras encuentro en Gobernación

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La “Marcha por Morelos” logró respuestas positivas a sus demandas luego de la reunión que sus integrantes sostuvieron con funcionarios de la Secretaría de Gobernación (Segob), entre ellas el rescate financiero para la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), la revisión de todos los megaproyectos y la reactivación de los trabajos en las fosas de Jojutla.

Además, la ciudadanía será integrada a la revisión del socavón completo, habrá un cambio en la estrategia de seguridad, integrando propuestas de la sociedad civil, y sobre todo se dará cauce a las denuncias por corrupción y violación a derechos humanos contra el gobernador Graco Ramírez.

Antes de 2018 debe renovarse el INE

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Después de los fraudulentos comicios en el Estado de México y en Coahuila y de la corrupción de las autoridades del Instituto Nacional Electoral (INE) –que decidieron ignorar y ocultar la información sobre el tema y legalizar así la corrupción de esos procesos–, es evidente que las próximas elecciones serán nuevamente las de la ignominia y el fraude. No hay, como el 18 de julio lo denunciaron el movimiento Ahora y Cuauhtémoc Cárdenas, “condiciones para una elección limpia, digna y confiable en 2018”. Con esas reglas de juego, quienes se sienten a la mesa electoral lo único que harán es convalidar la ignominia, el fraude y lo que desde entonces ha estado detrás de ello: la corrupción, el asesinato, las desapariciones, las fosas clandestinas, la colusión de autoridades con el crimen organizado, la destrucción de territorios, pueblos y comunidades, la impunidad, la indefensión y la miseria.
La lucha electoral, por lo tanto, no está en las urnas de 2018, como muchos piensan. Está antes: en la lucha de todos por hacer, como lo señaló Ahora, que quienes integran el Consejo General del INE renuncien y sean sustituidos por personas que tengan la confianza de la gente y se apeguen a los principios constitucionales que la ley les confiere, y que esas nuevas autoridades, además de garantizar la equidad del voto, vuelvan a celebrar las elecciones en el Estado de México y en Coahuila.

Por la unión de las izquierdas de abajo

CIUDAD DE MEXICO (proceso).- Las recientes elecciones en varias entidades del país confirman otra vez lo que el 8 de mayo de 2011 el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) dijo al llamar, en el Zócalo de la Ciudad de México, a un pacto de todas las representaciones de la nación para salvarla: “Si no lo hacen (…) no sólo las instituciones se convertirán en lo que ya comienzan a ser, instituciones vacías de sentido y de dignidad, sino que las elecciones de 2012 serán las de la ignominia, una ignominia que hará más profundas las fosas en donde, como en Tamaulipas, están enterrando la vida del país”.

La importancia de ese pacto nunca se entendió; nunca, por lo tanto, se realizó (véase mi novela El deshabitado) y aquellas palabras, para nuestra desgracia, resultaron proféticas: las elecciones, desde entonces, han sido las de la ignominia y desde entonces el país desaparece día con día tragado por las fosas clandestinas de las que está lleno.

La violencia en la “era del show”

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Lo que vivimos en México en cuanto a asesinatos, desapariciones, tortura y corrupción, es espantoso. Pero lo es más ver que esa realidad se va volviendo parte de nuestra cotidianidad. Podemos hacer convivir nuestra vida diaria –trabajar, ir al cine, tomarnos unas copas con los amigos– con los crímenes más abyectos, como lo hizo la mayoría de los ciudadanos alemanes bajo el nazismo.

Ciertamente nos indignamos –aún las reacciones humanas no se han extinguido del todo–; somos incluso capaces –como sucedió en el caso del asesinato de mi hijo Juan Francisco y de sus amigos o de los muchachos de Ayotzinapa o el del asesinato de Javier Valdez– de unir nuestras fuerzas y salir a protestar y a buscar una solución. Pero pasada la catarsis, la mayoría vuelve a un estado de normalidad, diluyendo su indignación en la ilusión de que con los procesos electorales algo cambiará.

Lo inhumano

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Lo inhumano no es una condición animal, no pertenece a nada de lo que a la naturaleza se refiere, ni siquiera pertenece a lo humano –el sufijo “in”, que indica negación, lo revela con claridad. Pertenece, en cambio, a una realidad de orden espiritual: lo demoniaco, que el racionalismo niega y, por lo mismo, permite que continúe operando. “El mayor triunfo del demonio en nuestra época –escribió Baudelaire– es habernos hecho creer que no existe”. Esto no quiere decir que lo demoniaco está fuera de nosotros y que, como en la película El exorcista, llega del exterior para poseernos. Ideas como esas intentan, como muchas de las explicaciones emanadas del racionalismo, exculpar la libertad del ser humano en su propia deshumanización.
En realidad lo demoniaco es una elección de lo humano que se niega a sí mismo. Es su degradación –“no serviré”, es la palabra del demonio, según la mitopoiesis judeocristiana–: “No serviré a lo que soy; lo niego en mí, lo niego en los otros, lo niego en la naturaleza”. Su negación es la búsqueda desesperada del caos, de lo que no tiene rostro, de lo informe, de lo que carece de vida, de lo inhumano.

A bloquear las armas

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- El negocio de las armas ha sido para México un inmenso flagelo desde que en 2006 Felipe Calderón decidió, contra todo sentido de la realidad o con toda la lógica de la perversidad, declararle la guerra al narcotráfico.

Ese negocio atroz, que ha costado cientos de miles de asesinatos y desapariciones, y ha sumido a México en el terror y la desconfianza, amenaza con crecer exponencialmente y ser mucho más letal y destructivo con el ascenso de Donald Trump a la presidencia estadunidense y el sometimiento bovino de Enrique Peña Nieto y los encargados de la política exterior a su lógica persecutoria.

Un cambio de táctica

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- La emergencia nacional, que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) puso en evidencia en 2011, parece haber llegado a un grado de descomposición sin retorno con el llamado “gasolinazo” de 2017 y la entrega del país al odio de Trump. Parece, por lo mismo, que los mexicanos hemos tomado al fin conciencia de que nos encontramos en estado de revolución y que ya no es posible seguir gobernados por las partidocracias.

El problema es que ese proceso revolucionario que en los últimos 10 años se ha manifestado a través de marchas, plantones, autodefensas y policías comunitarias ha dejado de ser útil en sí mismo para el cambio. Su poder, a pesar de proliferar a lo largo y ancho del país, no sólo se agotó; comienza a funcionar en favor de quienes desde las partidrocracias han generado esta realidad y pretenden seguir administrándola.

Carta abierta al CNI y al EZLN

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Queridos compas:

Saludo la determinación que asumieron durante el Quinto Congreso Nacional Indígena de nombrar un consejo de gobierno “cuya palabra sea materializada por una mujer indígena delegada como candidata independiente para contender en el proceso electoral 2018”. Contra la estrecha univocidad de los discursos de las partidocracias y la imbecilidad de los actos criminales que los acompañan, le han dado de nuevo al país no sólo una lección de imaginación, dignidad y valentía. Le han dado también una bocanada de oxígeno en medio de tanta muerte, de tantas desapariciones, de tantas fosas clandestinas creadas al unísono por el crimen organizado y las fiscalías (recuerden las de Tetelcingo en Cuautla, Morelos, fabricadas no por Los Zetas, sino por un gobernador que se ostenta como un “hombre de izquierda progresista”).

Devastación moral por obra del Estado

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- El golpe que Javier Sicilia y su familia recibieron a raíz del asesinato de su hijo Juan Francisco y sus amigos llevó al poeta no sólo a gritar su indignación y a denunciar el crimen ante los corruptos estamentos del poder público; lo empujó a una vertiente de organización de familiares de víctimas pocas veces vista en el país y que dio origen al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.

En su novela autobiográfica El deshabitado, que comenzará a circular bajo los sellos Grijalbo y Ediciones Proceso, Sicilia, colaborador de este semanario, se afana en describir su dolor, relata los pormenores de creación del MPJD, narra sus encuentros con Felipe Calderón y otros hombres del poder, y deja ver la honda crisis que a él, hombre de fe, lo despobló de sentido. Con su autorización, aquí se adelantan fragmentos de la obra.