Rosario Ibarra
 y su indoblegable lucha

La desaparición del estudiante de medicina Jesús Piedra Ibarra en abril de 1975 –y de decenas de jóvenes durante la Guerra Sucia del régimen echeverrista– dio origen a una lucha colectiva y personal de sus familiares por encontrarlos. Sobresalió por su esfuerzo y valentía Rosario Ibarra de Piedra, quien encaró a presidentes e incluso buscó a su hijo en las fauces de la bestia: le exigió datos sobre su hijo a Miguel Nazar, el torturador que dirigía la DFS. Tras varias décadas de denunciar el autoritarismo, la complicidad y la indiferencia de sucesivos gobiernos ante esos crímenes, el Estado mexicano finalmente reconoce los valores de su lucha indoblegable: la activista recibirá la medalla Belisario Domínguez del Senado de la República.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Detrás de ese cuerpo menudo y esas sobrias maneras de vestir de doña Rosario Ibarra de Piedra, muy pronto descubrí el volcán efervescente de energía interna que la llevó durante décadas a sostener una lucha incansable contra la desaparición forzada y a batallar, sin tregua ni claudicación, en busca de justicia y para reencontrarse con su hijo Jesús, detenido-desaparecido por agentes del gobierno en abril de 1975.