Desde Tierra Caliente hasta la Costa, pasando por la Montaña y la región Centro en Guerrero los alcaldes han sido víctimas de la violencia causada por el crimen organizado infiltrado en la política y por la estrategia gubernamental que empodera a unas organizaciones y debilita a otras.
El amasiato entre política y narco brotó a la luz pública tras la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, en 2014.