CHILPANCINGO, Gro. (Proceso).- Sin que autoridad alguna ponga freno, más de 25 mil taxistas y choferes de transporte público padecen a diario el acoso del crimen organizado en el puerto de Acapulco. Negarse a servir de halcones o a pagar la cuota implica la muerte en un trabajo que, mientras cada día se precariza más, se ha vuelto de alto riesgo.
—¿Sobre qué es la entrevista? —preguntó un líder transportista.