No es el momento para que México tenga un lugar prioritario en la política exterior del gobierno de Estados Unidos. Hay problemas muy serios, externos e internos, en ese país que ocupan el centro de atención. La posición ante la invasión rusa de Ucrania y el resultado incierto para el Partido Demócrata de las elecciones intermedias, el próximo noviembre, son problemas de mayor urgencia.
Sin embargo lo que pase al sur de la frontera no puede ser indiferente. México es parte del perímetro de seguridad de Estados Unidos; es su segundo socio comercial y pieza central para las actividades de producción compartida que se dan, por ejemplo, en la industria automotriz.