SAO PAULO, Brasil (Proceso).- Treinta y cinco años después del fin de la dictadura militar brasileña (1964-1985), reivindicada por el presidente Jair Bolsonaro, ésta sobrevuela la actual vida política de la mayor economía de América Latina en medio de los estragos sanitarios y económicos causados por la pandemia del covid-19.
Desde marzo, militantes del gobierno –no más de mil 500 personas– han salido a las calles de Brasilia durante los fines de semana para defender la dictadura y pedirle a Bolsonaro, un ultraderechista excapitán del Ejército, cerrar el Supremo Tribunal Federal, la máxima instancia de justicia del país, así como el Congreso.