1968, legado político de hoy

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El movimiento estudiantil de 1968 enarboló la bandera de las libertades democráticas. Nada más, pero nada menos. Además, fue una lucha de carácter nacional y no sólo en la Ciudad de México.

El régimen del presidencialismo despótico respondió con represión y masacre. Así fue derrotado el movimiento, pero su causa sería cada vez más fuerte y brillante.

“Bonanza” o “bancarrota”, dos visiones

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Andrés Manuel López Obrador ha dicho que el país se encuentra en “bancarrota”. Pudo haber dicho quiebra, ruina o desastre. La respuesta no tardó en llegar por boca del secretario de Hacienda y algunos corifeos de la prensa neoliberal, quienes pintaron un paisaje de bonanza económica.

Ambos extremos no podrían concordar con absoluta exactitud con la situación, pero mantienen abierto el debate sobre de qué lado estamos más cerca, de la bonanza o del desastre.

Esperanzas y desesperanzas políticas

CIUDAD DE MEXICO (apro).- Con la victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador y la conformación de una mayoría parlamentaria, que se extiende hacia 21 entidades federativas, hay dos grandes clases de personas, sin contar a los irremediables enemigos de los cambios prometidos.
Por un lado, se encuentran los millones que tienen esperanzas en que el cambio por el que votaron se haga realidad, que se empiece a sepultar el Estado corrupto, al tiempo de que se inicie una reversión en el actual patrón de distribución del ingreso y se combata la pobreza y el atraso social.

Los gobernantes deben ser educados

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Azorados algunos, preocupados otros, advierten que el próximo gobierno está dispuesto a cancelar la llamada reforma educativa impulsada por Ernesto Peña Nieto. El punto de inicio del debate ha sido el de que la Constitución fue cambiada para agregar algo que no pone ni quita nada a la educación pública, a saber, que la autoridad es la encargada de contratar a los profesores.

Además, fue creado por disposición constitucional un instituto de evaluación que suele existir en otros países pero que sólo en México ha de integrarse como si fuera la suprema corte de justicia, a propuesta del Ejecutivo y con el voto de las dos terceras partes de los senadores, cuyas funciones son “diseñar mediciones”, “expedir lineamientos” de evaluación y “generar y difundir información.” Todo lo cual se puede hacer sin tanta pompa y costo.

Poder de poderes

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La tradición política republicana en México es el predominio avasallador del Poder Ejecutivo sobre todo otro órgano del Estado. Algunos agudos problemas llevaron al asesinato del presidente de la República, pero sólo para entronizar a otro. También tuvimos presidentes títeres, pero lo fueron de un expresidente en funciones de jefatura máxima.
Es a esto a lo que se refiere Andrés Manuel López Obrador cuando renuncia a esa herencia en su discurso en el Tribunal Electoral. Más eso no significa que el sistema político de la Constitución consigne la existencia de una “separación” de poderes y ni siquiera se habla ahí de “contrapesos” y otras expresiones que corresponden más bien al lenguaje coloquial.

Hay temas legislativos mayores

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Hay temas que acaparan la atención en los medios de comunicación y redes sociales. Son los de sueldos, delegados del gobierno federal en los estados y uno que otro futuro nombramiento en el Ejecutivo.
Ya se sabe, a pesar de brincos, que los más altos sueldos de la administración pública van a ser rebajados; que ya no se cubrirán las pensiones ilegales y abusivas de los exdirectores generales del sector paraestatal (art. 127), así como de los expresidentes y sus esposas y viudas; que no habrá compensaciones escondidas; que los tabuladores serán verdaderamente públicos; que nadie podrá cobrar más de lo que tiene legalmente asignado (art. 127).

El 68, sus detractores y la impunidad

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El movimiento estudiantil de 1968 ha sido maldecido, tergiversado, falsificado, defenestrado, desvirtuado, calumniado, quizá como ninguna otra lucha política de la historia mexicana del siglo XX.

No es sólo que los gobiernos priistas y otros partidos hayan tenido interés en justificar las atrocidades represivas, sino también que las derechas en general y algunas izquierdas en extremo oportunistas o sectarias nunca quisieron admitir la vigencia de la lucha por la democracia política como la planteó el movimiento de 1968, es decir, la libertad para todos los ciudadanos.