CIUDAD DE MEXICO (apro).- Para seguir con el desmadre que ha instaurado la administración del priista Enrique Peña Nieto, la llamada “liberalización” de los precios de las gasolinas está a la puerta, al tiempo que ya hay “escasez” en algunos lugares del país. En esta materia, Pemex ya no es una empresa del Estado, ni productiva ni improductiva, sino sencillamente un establecimiento al igual que cualquier gasolinera. Quieren que pronto no sea siquiera eso.
Pero este ingrediente del desmadre nacional no traerá como consecuencia la producción de un litro más de gasolina en el país. La refinería cuya construcción anunció el panista Felipe Calderón y para la que embarcó al gobierno de Hidalgo en la adquisición de un terreno, fue detenida por él mismo, seguido de Peña, antes de terminar el levantamiento de la barda perimetral. Mas el país destina a la compra foránea de ese combustible unos 15 mil millones de dólares anuales sin que nadie en el gobierno se preocupe por construir industria, generar empleos, obtener beneficios. Nada. Lo único que se busca es que el esquema de mercado se apegue a un manual práctico del perfecto neoliberal, cuyo programa social consiste en valerle madre la sociedad.