CIUDAD DE MEXICO (apro).- Los partidos son entidades ciudadanas, por lo cual, salvo aquellos de afiliación obligatoria, no se gobiernan como ocurre con la sociedad, sino se dirigen. Hay un error teórico en la pretensión de gobernar al Partido de la Revolución Democrática o de declararlo ”ingobernable”. El PRD vive una crisis de desorganización, congruencia, falta de certeza y ausencia de una dirección colegiada. Su propuesta política, expedida en el reciente Congreso Nacional, es acertada a grandes trazos, el problema es que no se difunde y mucho menos se aplica.
El PRD también requiere una estatura moral, la cual resulta indispensable cuando se trata de un partido de izquierda. La seriedad y la convicción ante cada lance político se completan, de ser verdaderas, con una honradez tanto en los actos como en el carácter intelectual. Esto es lo que podría dar base a desarrollar el carácter opositor del partido, el cual debe ser militante porque sin oposición no hay democracia formal que funcione ni propuesta alternativa a la política del gobierno. Todo mundo debería saber cuáles son las pretensiones razonadas del PRD en cada coyuntura y por qué. Hay que volver a hacer propaganda sistemática fuera de los periodos electorales.