CIUDAD DE MEXICO (proceso).- El camino de Juan Orlando Hernández hacia la toma y consolidación del poder en Honduras dibuja a un caudillo individualista que avasalla instituciones y traiciona a antiguos aliados por la sola fuerza de su personalidad y su colmillo político.
Según el informe sobre Honduras titulado “Las instituciones del gobierno que han sido corrompidas para servir a los fines de la red”, publicado en mayo pasado por el think-tank estadunidense Carnegie Endowment for International Peace, el presidente Hernández y su antecesor, Porfirio Lobo, representan los intereses de un entramado de trasnacionales y sectores de la oligarquía local que se apoderó de las actividades económicas del país, usando los poderes del Estado y rediseñando las leyes a su conveniencia.