CIUDAD DE MEXICO (apro).- Sólo alguien de absoluta confianza del presidente Enrique Peña Nieto pudo haber construido la “verdad histórica” sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, alguien que fabricó también otro caso inverosímil: El de Paullette, la niña desaparecida en su propia cama.
Y ese es Tomás Zerón de Lucio, el influyente director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Procuraduría General de la República (PGR), quien –consta en documentos– ha recurrido a tortura, sobornos millonarios, encubrimientos y otros vicios para esclarecer el caso Iguala, pero que es exhibido ahora como sembrador de pruebas.
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