Al menos desde 2017 el fentanilo desembarcó en el puerto de Ensenada y su consumo se extendió por las calles sin ser detectado por las autoridades sanitarias. Los datos de sobredosis se escondían entre los efectos de los opioides en general hasta que estalló la crisis internacional por el trasiego de esa droga a Estados Unidos. Ahora esa falta de información dificulta las labores preventivas que realizan organizaciones civiles y humanitarias en la entidad, donde ya es un problema de salud pública.
ENSENADA, B.C.(Revista Proceso).- Mario (pidió ser llamado así, “sólo Mario”) sostiene con su curtida mano derecha una jeringa que contiene lo que cree que es fentanilo. Lo asegura mientras platica recargado en la malla ciclónica que rodea El Corralito, un parque rotario en el puerto de Ensenada.
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