CIUDAD DE MÉXICO (apro). – Después de que se dio a conocer que Boris Johnson y su esposa Carrie habían asistido a fiestas en Downing Street cuando estaban prohibidas las reuniones por la pandemia de covid-19, en lo que se bautizó como el “Partygate” y ante la exigencia de la oposición para que renuncie, el primer ministro del Reino Unido respondió con un rotundo “no”.
Lo que sí aceptó que se le aplique una regla según la cual los ministros podrían perder sus trabajos si han engañado deliberadamente al Parlamento, se señaló en una tensa sesión en la Cámara de los Comunes, informó EFE.
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