Peter Kornbluh*
MÉXICO, DF, 26 de diciembre (apro).- “¡Tome el teléfono, señor Presidente! ¡Haga la llamada!” Ése era el reclamo que hacía Alan Gross cuando lo visité hace un año en La Habana, y que expresaba su desesperación ante un aparente abandono del gobierno que lo había enviado en misión secreta a promover un cambio de régimen en Cuba.
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