BOGOTÁ (proceso).- Jorge Enrique Pizano, excontralor interno de un consorcio del que formaba parte la constructora brasileña Odebrecht en Colombia, tenía la certeza de que pronto iba a morir.
No sólo porque padecía cáncer linfático desde hacía dos años, sino por su papel como testigo central en las investigaciones por sobornos contra la multinacional brasileña y su asociada en Colombia, Corficolombiana, filial del Grupo Aval, el mayor conglomerado empresarial de este país.
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