“Ya veremos”: una familia en reconstrucción

MONTERREY, NL (apro).- En la crisis de la mediana edad, Alejandra y Rodrigo rompen su atadura conyugal. Por egoísmo, crecimiento profesional y síndrome del workoholic, el papá desdibuja su figura hasta desvanecerla. Y, en medio, el pequeño Santi se acostumbra a dividir su tiempo entre los dos. La modernidad da licencia social a los papás para encontrar otras parejas, pues el vértigo de la gran ciudad demanda progresión personal.

No importa que el individualismo, tan alabado, deje como saldo al hijo desamparado del calor familiar. Hasta que la tragedia se asoma, simultáneamente, a la vida de quienes formaban el hogar destruido, y les recuerda lo que realmente importa.

“La búsqueda”: un padre dispuesto a todo

MONTERREY, NL. (apro).- Los temores de un padre cualquiera se materializan en Julien (Guillaume Canet), que un día le notifican que su hijo ha desaparecido.

Desesperado, pierde los nervios. Es normal que se violente por la lentitud de la investigación y la aparente indiferencia del novio de su exmujer, con quien vive el chico.

“Un final feliz”: secretos de familia

MONTERREY, NL (apro).- Michael Haneke presenta el retrato de una familia tóxica en Un final feliz (Happy End, 2017), filme que muestra un depresivo aspecto de la desolación dentro de una casa llena de personas, separadas entre sí por la indiferencia.

El árbol genealógico que se forma en la residencia de la adinerada familia Laurent, asentada en la costa de Calais, Francia, está hecho de individuos que viven emocionalmente aislados, pese a la permanente presión de todos sus miembros, hacia arriba, hacia abajo y hacia los lados. Las tres generaciones que conviven bajo el mismo techo evidencian una formación moral tan deteriorada entre los individuos que la integran que no pueden soportarse ni solos.