MONTERREY, NL (apro).– En su interés por explicar al mundo cómo fue su formación de cineasta, Steven Spielberg hace una película muy personal, demasiado tal vez, al narrar en forma de autoficción una infancia y juventud llenas de aspiraciones dentro de una familia con padres al punto de la separación.
Los Fabelman (The Fabelmans) es un recorrido biográfico complaciente con el que el veterano realizador, uno de los más reconocidos cineastas de la historia, ajusta cuentas con su propia persona. Se interesa más en exhibir las fuerzas opositoras que le impiden desarrollar libremente su oficio tras la cámara, que presentar al público una narrativa a la que pueda acceder con interés.