Espionaje militar: López Obrador sabe que sí sabe

Andrés Manuel López Obrador no sabe si Alejandro Encinas fue espiado. Miente. Niega también que la Secretaría de la Defensa Nacional esté detrás del espionaje. Miente otra vez. Afirma que es irrelevante la evidencia que confirmaría la infección del programa Pegasus sobre el dispositivo del subsecretario de Derechos Humanos. Una vez más falta a la verdad.

El análisis del Citizen Lab de la Universidad de Toronto confirmó esta información en marzo de este año. No existe en el mundo una instancia con mejor reputación y rigor a la hora de diagnosticar una infección con esa tecnología desarrollada en Israel.

Estados Unidos y México, hostil sintonía contra migrantes

Ciudad de México (Proceso).-– Los últimos días han sido especialmente complejos y severos para migrantes y solicitantes de refugio en tránsito por México y para los propios mexicanos.

La finalización en la aplicación del conocido Título 42 por las autoridades migratorias de Estados Unidos, que permitió la expulsión inmediata de quienes arribaran a su frontera usando el argumento de la pandemia, generó todo tipo de especulaciones y, sobre todo, justificó la implementación de fortalecidas iniciativas de control sobre la movilidad irregular que han resultado gravosas y violatorias de derechos. Si bien se abrieron alternativas para el ingreso regular a Estados Unidos, importantes sin duda, al final el resultado tiene por objetivo más la exclusión y menos la protección.

El vértigo del poder

                                                                                                                               Para Conchita Nava, en la memoria del corazón

Ciudad de México (Proceso).– “El mayor afrodisiaco –decía Henry Kissinger– es el poder”. Provoca una sensación de posesión absoluta que es casi imposible no desearlo. Jean-Baptiste Clamence, el juez-penitente de La caída, lo resume con la precisión de la ironía: “Mandar es respirar. Incluso los más desheredados llegan a hacerlo. El último en la escala social tiene un cónyuge, unos hijos. Si se es soltero, un perro. Lo esencial, en definitiva, es poder enojarse sin que el otro tenga derecho a replicar: ‘No se contesta a su padre’. Ya conoce la fórmula […] Es necesario que alguien diga la última palabra. Si no, a toda razón se opondría otra; sería el cuento de nunca acabar. El poder, por el contrario, zanja todo”.

De la supremacía constitucional y de la división de poderes

Ciudad de México (Proceso).– Con el pretexto de una supuesta Cuarta Transformación estamos siendo testigos de la desaparición de los principios de supremacía constitucional y de división de poderes. También corremos el riesgo de que la Suprema Corte y los tribunales federales pierdan su independencia y que dejen de ser controladores de la constitucionalidad. Estamos ante el fin de nuestra democracia como forma de gobierno. Nos espera un Estado absoluto.

Es un hecho: el Congreso de la Unión ha perdido su calidad de ser contrapeso a los excesos y caprichos presidenciales. Se ha convertido en una instancia de confirmación. Ha dejado de ser parlamento, en el que afloren conceptos y concilien divergencias. Se ha dejado de parlar, como sinónimo de hablar, de donde viene el término parlamento, para expresar y oír los puntos de vista de los legisladores, que del intercambio se logren leyes y decretos sin vicios, que contribuyan a la conservación del orden público.

Otra vez la investidura

                                                                                                                                                  Para Elena Ponaitowska

 

Premio ACM a las contribuciones en el hardware del cómputo moderno

CIUDAD DE MÉXICO (apro).–La ACM (Association of Computing Machinery), es la asociación estadounidense que regula y sanciona todas las actividades del cómputo en Estados Unidos. En todos estos años han producido un número importante de avances tanto en hardware como software y por ello han creado una serie de premios y estímulos que reparten cada año a lo mejor que se produce en el ambiente de la computación.

Entre los premios que se otorgan está el Premio Charles P. “Chuck” Thacker, al los avances notables en computación. El merecedor de este premio es hoy David Papworth, diseñador líder del Pentium Pro (P6). Este galardón se dio por primera vez en el 2018 para celebrar las contribucions pioneras de Chuck Thacker, que de alguna manera ha sido la inspiración de muchos otros científicos de cómputo. La intención del premio es recnocer a grupos o individuos que piensen “fuera de la caja” y que resuelvan problemas cuya solución parece imposible. El premio tiene además un estímulo en metálico de 100 mil dólares (otorgado por Microsoft). Este premio se otorga cada dos años y los anteriores ganadores son Mendel Rosenblum (2018) y Michael Franz (2020).

Un plan de entrenamiento experimental para mejorar en ajedrez

CIUDAD DE MÉXICO (apro).–Es difícil saber las razones por las cuales el ajedrez ha cobrado relativa importancia en los medios informativos, tanto en papel como electrónicos. Tal vez sea esta mancuerna ideal entre el ajedrez e Internet, que ha permitido la existencia de un número de portales dedicados al juego ciencia y en donde los que acuden a estos sitios pueden no sólo jugar con otros usuarios, sino que participan en torneos, resuelven ejercicios de táctica, ven videos de aperturas, siguen las novedades y noticias de este mundo increíble del tablero de las 64 casillas y en general, participan activamente en ajedrez, un juego que cada vez está más vivo.

Muchos de los jugadores ambiciosos, que quieren jugar en torneos presenciales (y no sólo en línea), estudian las jugadas de los grandes maestros, resuelven ejercicios, juegan partidas a diferentes ritmos de juego y desde luego, invierten tiempo de sus vidas en intentar jugar cada vez mejor. Para ello, acuden a estos portales pero también leen libros de ajedrez, consultan bases de partidas actualizadas y están al pendiente de los últimos torneos. Y todo esto, desde luego, lleva tiempo.

La Información como derecho

Ciudad de México (Proceso).– Los cuestionamientos presidenciales a la existencia del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), a propósito de los nombramientos faltantes de integrantes de su pleno, ha generado un debate en el que se aprecian datos incorrectos sobre el objetivo de este órgano garante. Veamos.

Primero. El derecho de acceso a la información previsto en el artículo 6º constitucional tiene dos dimensiones, la primera entendida como derecho a saber sobre el quehacer de la gestión pública para efectos de escrutinio y como coadyuvante para la rendición de cuenta de los gobernantes. Y la segunda, igual o incluso de mayor calado, es que la información es un derecho transversal que habilita a las personas para ejercer todos los otros derechos fundamentales. Sin información es muy complejo ejercer el derecho al trabajo, a la educación, a la salud y todos los demás.

Irresponsabilidad y crimen

Ciudad de México (Proceso).– En 1979, el filósofo Hans Jonas escribió un libro fundamental, El principio de responsabilidad. Jonas, como muchos de sus colegas, se había dado cuenta de que lo que caracteriza a la era tecnológica es un hiato entre nuestros actos y sus consecuencias, y proponía, a la manera de Kant, un imperativo categórico: “Obra de tal manera que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida auténticamente humana sobre la Tierra”.

Pese a la finura de su argumento, la irresponsabilidad es lo propio del hombre tecnológico. Lo que lo caracteriza, como lo mostró Hannah Arendt en Eichmann en Jerusalén, es la “banalidad del mal”, la ausencia de relación entre el acto –transportar judíos a los Lager– y su exterminio. Pese a las evidencias, aquel hombre nunca logró reconocerse como un asesino, mucho menos como un genocida. Semejante a un obrero en la cadena productiva de una fábrica, Eichmann nunca se identificó con el producto de su trabajo. Lo expresa con un sobrecogedor cinismo Maximiliano Aue, el exoficial de las SS de Las benévolas, de Jonathan Littell, al referirse al programa T-4: el exterminio de inválidos y enfermos mentales, creado dos años antes de la Solución Final: “De la misma forma que, según Marx, el obrero está alienado en lo referente al producto de su trabajo, en el genocidio o la guerra en su forma moderna el ejecutante está alienado respecto al producto de su acción (en el programa T-4), a los enfermos, seleccionados mediante disposiciones legales los recibían unas enfermeras que los registraban y desnudaban, unos médicos los examinaban y los llevaban a un cuarto cerrado, un operario abría el gas, otros limpiaban, un policía extendía el certificado de defunción. Cuando después de la guerra los interrogaron” ninguno reconoció su culpabilidad: siguieron procedimientos establecidos y supervisados.

Ministra Piña: ¿acoso del Canal Once?

Ciudad de México (Proceso).– En días pasados el Canal Once transmitió un segmento titulado “Mujer, casos de la piña real” (https://acortar.link/IQoy5i) en el que se presenta una sátira de la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña. Se trata una iniciativa televisiva que no tiene precedente en el país, tratándose de un medio que vive del erario. Reclama por ello mismo un análisis sobre si se trata o no de un contenido amparado en la ética y en el derecho o no. Veamos.

Primero. Vayamos por el principio. Si bien es verdad que la sátira, como punto de partida, se trata de un discurso protegido por la Constitución, sobre el cual, además, la SCJN se ha pronunciado por cuanto ha reconocido que los derechos de la personalidad de los servidores públicos tienen menor protección en relación a los de un particular, siempre y cuando se trate de temas de interés público, también lo es que quien ocupe o haya ocupado un cargo público no debe carecer del respeto a sus derechos al honor, a la vida privada y a la propia imagen.