La desconfianza y la falta de colaboración en la lucha contra el crimen organizado son síntomas de la realidad del trasiego de drogas que prevalece en el país. El gobierno de Joe Biden se queja de las restricciones impuestas por el gobierno de López Obrador a los elementos de la DEA, quienes, resentidos, ya no comparten información con sus contrapartes mexicanas. “Aún no sabemos cuál fue la causa del cambio”, lamenta un alto funcionario del Departamento de Justicia estadunidense