CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El populismo es como el ajonjolí: puede estar en todos los moles políticos, a conveniencia de quien utilice el término. El populismo dejó de ser hace mucho un sustantivo para convertirse en un adjetivo y más bien en un insulto, como refiere Chantal del Sol en su libro Populismos, una Defensa de lo Indefendible.
El populismo no es una doctrina sino un “síndrome”, advierte Ludovico Incisa en el clásico Diccionario de Política, de Bobbio y Mateucci. No existe elaboración teórica ni sistemática sobre el populismo. Lo mismo hay populismos de derechas que de izquierdas, populismos autoritarios que democráticos. Y populismos latinoamericanos que coincidieron con los gobiernos del Estado benefactor y con gobiernos militares ( del cardenismo mexicano al peronismo argentino).