Cómo suprimir las pensiones de los expresidentes

 

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Ni duda cabe que eliminar las pensiones de los expresidentes de la República se ha vuelto un clamor ante lo alevoso de este beneficio que la doctora Hilda Nucci y yo analizamos y desglosamos en Los parásitos del poder. Cuánto cuesta a los mexicanos mantener los privilegios de los expresidentes (Ediciones Proceso, 2016).

Oportunidad histórica irrepetible

 

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- La ciudadanía mexicana se volcó a las urnas y envió un mandato claro y fuerte: ¡queremos un cambio verdadero! Nunca un candidato presidencial mexicano había obtenido más de la mitad de los votos (aunque oficialmente sucedía así en las elecciones previas a 1994, éstas eran una simulación que permitían vender en el mundo la apariencia de una democracia formal), como sucedió el pasado domingo 1 de julio.

Emerge un nuevo tripartidismo

CIUDAD DE MEXICO (proceso).- Las elecciones presidenciales de 2018 dejan como saldo un nuevo sistema de partidos políticos en México: nuevamente tripartidista pero encabezado por Morena –uno de los que participó por primera ocasión en las elecciones federales y locales en 2015– y con el PAN y el PRI –los dos partidos históricos que sobreviven en México– muy debilitados, tanto por los resultados electorales como por las divisiones internas.

El resto de los que lograron mantener su registro obtienen porcentajes de votación que oscilan alrededor de 5%; los dos principales perdedores son el PRD y el PVEM, que dejaron atrás los dos dígitos que les habían permitido ser parte importante de las negociaciones parlamentarias e integrar coaliciones con los partidos con mayores preferencias electorales en condiciones favorables.

Poder para matar

Denise Dresser

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- La muerte toca la puerta y entra. Sin matices, sin distinciones, sin cotos reservados. Alcanza a cualquiera en la calle, en un carro, rumbo a casa o de regreso a ella. Y ahora posa su mano gélida incluso sobre los candidatos políticos; en los últimos meses más de cien han sido asesinados, al margen del partido al que pertenezcan, independientemente de la fuerza política que los postuló. Hombres y mujeres en campaña, baleados, golpeados, desaparecidos. Como escribe Mauricio Merino, “la macabra puntualidad de la muerte” llega ahora a los municipios, a las alcaldías, a los distritos electorales. La sangre tiñe las campañas y las boletas. Tiñe a México.

Más allá de las encuestas

 

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Invariablemente en cada proceso electoral se ponen en duda los resultados que arrojan las encuestas de preferencia electoral y se critica a la autoridad en la materia por no hacer nada para impedir que se divulguen algunas de éstas que discrepan notablemente de la mayoría y, todavía peor, que quedan muy alejadas de las cifras arrojadas por los cómputos de los votos el día de la jornada electoral.

Libertad de expresión bajo amenaza

 

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- El martes 15 cayó abatido en Villahermosa, Tabasco, Juan Carlos Huerta, el cuarto periodista mexicano en lo que va del año; el número 49 en lo que va del sexenio de Enrique Peña Nieto, de acuerdo al conteo del diario Eje Central, y el 116 desde 2000, cuando llegó la alternancia a Los Pinos. Ese mismo año empezó la oleada de asesinatos de comunicadores.

Farol de la calle

Denise Dresser / CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Nada. Nada. Nada. En México nunca pasa nada. Corruptos corrompen, policías matan, fuerzas armadas desaparecen, tasas de homicidios suben, pueblos enteros son diezmados, como ocurrió con Allende en Coahuila. La lista de crímenes impunes se vuelve cada vez más larga sin que suceda una sacudida lo suficientemente fuerte para cambiar lo que necesitamos cambiar, combatir lo que necesitamos combatir.

Dice Michael Chamberlin y con razón: “lo hemos intentado todo”. Leyes y reformas y comisiones y fiscalías especializadas que no producen los resultados esperados. Cada vez es más evidente: México no puede solo. El país requiere asistencia internacional para erradicar males endémicos que la clase política se resiste a enfrentar. Después de tantos años de oscuridad, urge una luz desde afuera para iluminar. Para iluminarnos.

Ley antifuero con móvil electoral

CIUDAD DE MEXICO (proceso).- El pasado 18 de marzo, al registrar su candidatura en el Instituto Nacional Electoral (INE), José Antonio Meade, candidato de la coalición Todos por México, exclamó: “Nadie con fuero, todos iguales ante la ley; ningún privilegio más que el de ser mexicanos”. Y anunció que solicitaría a los legisladores eliminar el fuero en todos los niveles. Un mes después, el jueves 19 de abril, los diputados aprobaron la reforma constitucional que eliminaba el fuero incluso para el presidente. Tres días después, durante el primer debate entre los cinco aspirantes a la Presidencia, Meade pudo vanagloriarse de que él podría ser el primer mandatario sin fuero.

Los priistas y sus aliados (los partidos Verde Ecologista de México y Nueva Alianza) cuentan con 255 diputados; por lo tanto, pueden aprobar por sí mismos las reformas legislativas, como sucedió con las leyes de Seguridad Interior y de Comunicación Social. Y aunque en este caso se trata de una reforma constitucional, por lo cual los legisladores requerían el voto de las dos terceras partes de los presentes, la irritación social es tal que ningún grupo parlamentario se opuso a la reforma, que fue aprobada por unanimidad.

Debate de espejismos

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- En una sociedad democrática el debate electoral es un espacio donde los candidatos exponen y defienden sus ideas y propuestas, en tanto que los electores pueden compararlas y analizarlas para estar en condiciones de ejercer un voto informado.

Lo anterior, es importante precisarlo, sólo sucede en el terreno de la utopía y en las democracias consolidadas. México, como es sabido, no es una democracia; es, en cambio, una apariencia de estado de derecho, un lugar donde las asimetrías económicas y sociales son alentadas por su diseño institucional, una nación cuyos habitantes tienen gran capacidad de resiliencia (es decir, de recuperarse rápidamente de sus padecimientos o trastornos con secuelas mínimas), un país donde la movilización social es inversamente proporcional a su potencial de expresión verbal.