CIUDAD DE MEXICO (proceso).- Cuando uno viaja a los hermosos pueblos de Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Michoacán, el visitante es siempre bien recibido, con calidez y afecto. Aun después de décadas de desmantelamiento institucional y corrupción autoritaria, México sigue siendo un país reconocido internacionalmente por su enorme hospitalidad, generosidad y apertura. Estas características son particularmente arraigadas en los estados del sur así como entre los maestros y las maestras, líderes naturales en sus pueblos por su dedicación permanente a la infancia y al fortalecimiento de la vida comunitaria.
Indigna y da vergüenza, entonces, ver la manera en que las autoridades de la Ciudad de México, y de un sector de la sociedad capitalina, reciben con desprecio y rechazo a los maestros que acuden a la capital en busca de apoyo para su lucha en defensa de la cultura, la educación y la patria.