El trascendente reto de la Corte

Jesús Cantú / CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En junio del presente año, por unanimidad de votos, los magistrados del Primer Tribunal Colegiado del Décimo Noveno Circuito, con sede en Reynosa, Tamaulipas, ordenaron a la Procuraduría General de la República (PGR) crear una Comisión de Investigación para la Verdad y la Justicia a fin de resolver la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa; en aquella, debían participar representantes de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y familiares de las víctimas.

Esmeralda de Troitiño, miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y del Mecanismo de Seguimiento del caso Ayotzinapa, así como exintegrante del Poder Judicial de Panamá, al conocer la resolución del tribunal colegiado señaló: “Lo valioso hoy del Estado mexicano es que su sistema judicial alcanza una sentencia que yo, como exmiembro de la justicia de mi país, reconozco como trascendente”.

Ayotzinapa y los errores de Peña Nieto

 

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- A cuatro años de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, únicamente hay tres certezas: la cadena de errores que ha cometido el gobierno federal en relación con las investigaciones de los hechos; la indignación que desataron en México y el extranjero; y la persistencia de los padres de los estudiantes en la búsqueda de la verdad y la justicia.

Tres sexenios de dilapidar el dinero público

 

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- En el presente sexenio la deuda pública creció más rápido que la economía. En consecuencia, el pago del servicio de esa deuda se encuentra en un máximo histórico, pues representa 2.9% del producto interno bruto (PIB), inferior a la inversión del gobierno federal en obra pública. Según Luis Foncerrada, director general del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, pasó de 6.3 billones de pesos al inicio de la administración peñanietista a un estimado de 11.3 billones al cierre de este año.

El pragmatismo de la Cuarta Transformación

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En preocupante contradicción con su oferta del cambio de régimen implicado en la llamada Cuarta Transformación, Andrés Manuel López Obrador ya ejerce el poder –que asumirá en dos meses y medio– con pragmatismo e ímpetu propios del presidencialismo autoritario. Ufano, impone su voluntad a diestra y siniestra sin valorar las consecuencias de su precipitada toma de decisiones o aceptando sin rubor las incongruencias derivadas de ellas. El burdo trueque de Morena con el Partido Verde para pasar de 247 a 252 legisladores y lograr la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados ha causado indignación en la ciudadanía y, al menos, desconcierto entre sus incondicionales.

A cambio de ceder cinco diputados, la franquicia verde exigió que el Senado avalara una trapacería surrealista: otorgarle licencia al senador Manuel Velasco Coello para que pudiera retomar su cargo de gobernador de Chiapas –¡como sustituto de sí mismo!– en clara violación de los artícu­los 55 y 125 de la Constitución. Además, en un primer momento de la sesión del martes 4, el Senado negó la licencia al senador Velasco, pero minutos después, tras un apasionado discurso del coordinador de la bancada de Morena, Ricardo Monreal, los senadores recularon y otorgaron la licencia a Velasco, infringiendo el artículo 72 constitucional que prohíbe plantear un mismo asunto dentro del mismo periodo de sesiones (¡Así no…!, Proceso 2184).

Terremoto en la Iglesia de Francisco

Bernardo Barranco* / CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- En los pasillos del Vaticano se percibe gran tensión. Algunos dicasterios se han convertido en cuartos de guerra. Después de su llegada de Irlanda, “El Papa está amargado”, reporta la agencia Ansa. No es para menos: justo en el momento de mayor vulnerabilidad de Francisco, sacudido por escándalos de pederastia clerical en Chile, Irlanda y Pensilvania, Carlos María Viganò, un exnuncio ultraconservador y también alto funcionario de la curia, publica una carta de 11 páginas en las que acusa de encubrimiento al pontífice argentino.

Viganò concluye: “El Papa Francisco debe ser el primero en dar un buen ejemplo a los cardenales y obispos que encubrieron los abusos de McCarrick (Theodore Edgar, el excardenal​ y arzobispo emérito de Washing­ton) y renunciar junto con todos ellos”.

Altas expectativas

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Quienes antes se preocupaban por las constantes críticas y descalificaciones de la sociedad civil a las instituciones gubernamentales, hoy, de repente, se angustian por las hipotéticas expectativas “demasiado altas” en torno al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que se iniciará el próximo 1 de diciembre.

Las mismas voces que antes se regocijaban por el éxito de nuestra fantasiosa “transición democrática” a partir de la alternancia entre el PRI y el PAN, hoy se preocupan por un presunto retorno al autoritarismo inmediatamente después de la elección presidencial del pasado 1 de julio, la más democrática en décadas.

RIP PRI

CIUDAD DE MEXICO (proceso).- El Partido Revolucionario Institucional (PRI) nunca ha sido solamente un partido político. Desde su creación en 1946 este instituto político fue diseñado con el claro propósito de generar un nuevo régimen autoritario, corrupto y neoliberal, para repudiar las conquistas de la Revolución Mexicana y desandar el camino de justicia social trazado durante el sexenio de Lázaro Cárdenas del Río entre 1934 y 1940. Si bien el PRI nunca fue una institución monolítica, e incluso llegó a albergar una fuerte ala progresista en algunos momentos de su larga historia, la lógica general del viejo partido de Estado siempre ha sido una de control social, simulación burocrática y de defensa de intereses particulares.

Cárdenas había visualizado otro futuro para la Revolución. Demócrata convencido y con un compromiso irrestricto con el principio de “Sufragio efectivo, no reelección”, en lugar de buscar su permanencia personal en el poder, don Lázaro le apostó a la organización social por medio de la creación del Partido de la Revolución Mexicana (PRM) el 30 de marzo de 1938. De acuerdo con Cárdenas, la única forma para garantizar la verdadera continuidad de las enormes conquistas sociales de su sexenio era por medio de la organización, la participación y la concientización ciudadana.