A García Harfuch no le pesan las sombras de su abuelo o de su padre

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La estirpe de sus ancestros por la vía paterna marca a Omar Hamid García Harfuch, titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana en la Ciudad de México: su abuelo, el general Marcelino García Barragán, fue jefe del Ejército en 1968; su padre, Javier García Paniagua, estuvo al frente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) durante la Guerra Sucia y fue jefe de la policía del Departamento del Distrito Federal en 1988.

En entrevista con Proceso, García Harfuch asegura que “no le pesa” ese oscuro pasado familiar porque, simplemente, no lo vivió ni influyó para obtener el cargo que hoy ostenta. De hecho, rechaza toda clase de represión y tortura como método contra la inseguridad y violencia en la ciudad y el país. Por el contrario, destaca la disciplina, el patriotismo y el “amor por México” que aprendió de su línea paterna.

García Harfuch se topó con una realidad adversa

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En su primer golpe contundente contra el crimen organizado de la Ciudad de México, como titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), Omar Hamid García Harfuch se topó con las carencias de la policía capitalina y del Ministerio Público, la colusión entre autoridades y delincuentes, las deficiencias del sistema judicial y polémicos jueces que amparan o liberan a presuntos criminales, que pueden seguir violando la ley con impunidad.

Lo que consideró un “exitoso” operativo contra presuntos integrantes de La Unión Tepito la madrugada del pasado martes 22, en la vecindad de Peralvillo 33, colonia Morelos, quedó opacado por el revés que el juez federal Felipe de Jesús Delgadillo Padierna –el mismo que lleva el juicio contra Rosario Robles y que es sobrino de la diputada federal Dolores Padierna– le asestó al ordenar la inmediata liberación de 27 de los 31 capturados, con el argumento de “detención ilegal” y abuso de fuerza.

Doce años de pifias: Detuvieron a 233 presuntos narcos… sólo condenaron a 13

Zorayda Gallegos y Laura Sánchez Ley

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El 12 de septiembre de 2012 Ramón Pequeño García, entonces jefe de la División Antidrogas de la Secretaría de Seguridad Pública federal, se colocó frente a decenas de reporteros y camarógrafos que esperaban en el hangar de la Policía Federal. Entre helicópteros y camiones blindados, el funcionario leyó durante casi 10 minutos y en orden cronológico cada detalle de la carrera delictiva de Ramiro Pozos González, El Molca, uno de los narcotraficantes más buscados por el gobierno de México.

Experto castrense: “Al presidente lo espantaron los mandos militares para ocultar sus errores”

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El teniente coronel Eduardo Navarrete Montes, con amplia experiencia en operaciones especiales, dijo que los jefes militares responsables de la acción en Culiacán deben asumir la responsabilidad de que no hubo un plan para resolver la situación de la mejor manera y para ocultar sus errores, optaron por “espantar” al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Ningún jefe del Ejército mexicano había quedado entrampado en el combate al narcotráfico como el secretario de la Defensa Nacional, general Luis Cresencio Sandoval. Órdenes y contraórdenes sin que se conozca su origen, explicaciones confusas y descarga de responsabilidades por parte del militar en quienes carecían de mando en la frustrada captura de Ovidio Guzmán López tienen bajo escrutinio a los mandos de la Fuerza Armada.

Culiacán, la decisión precipitada

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Poco antes de las 14:00 horas del jueves 17, un reporte de vigilancia informó a un equipo del Grupo de Análisis e Información del Narcotráfico (GAIN), de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), que Ovidio Guzmán estaba en un domicilio ubicado en la zona conocida como Tres Ríos, en Culiacán.

Los miembros del GAIN sabían que el lugar era frecuentado por el hijo de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, pues por sus informantes se enteraron que tenía familia en ese lugar al que, tarde o temprano, regresaría. Por ello, dentro de La Jolla el GAIN rentó una casa, instaló una unidad de monitoreo y fueron sus integrantes quienes informaron a su comandante que Ovidio, en efecto, llegó al domicilio después de las 13:00 horas de ese jueves.