SANTIAGO DE CHILE (apro).- Un repentino y mal preparado viaje a la Región de La Araucanía, el primero en sus casi dos años de su segundo periodo de gobierno, terminó en un bochornoso incidente que horadó aún más el poder de la presidenta Michelle Bachelet.
Todo partió así: minutos después de las 6 de la mañana del 29 de diciembre, los periodistas que cubren las actividades de la presidenta fueron alertados con llamadas y mensajes que debían trasladarse al Grupo 10 de la Fuerza Aérea de Chile, en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez, de Santiago. Allí debían estar a las 07:30 horas porque pocos minutos después de esa hora –les dijeron—partiría el avión presidencial Boeing 737-500, con destino no precisado.
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