COATZACOALCOS/XALAPA,Ver. (proceso).– “¿Qué esperan? ¿Qué se desbaraten los cuerpos para no reconocerlos?”, grita una mujer. A su lado una treintena de trabajadores de Pemex y familiares de desaparecidos durante la explosión del miércoles 20 en el complejo petroquímico Pajaritos la escuchan, impotentes. Tienen la mirada vidriosa.
Frente a las instalaciones, con el rostro cubierto, efectivos del Ejército y la Marina forman una valla humana para impedirles el paso y atestiguan los lamentos y pataleos de los inconformes que llegaron de Coatzacoalcos, Agua Dulce, Las Choapas, Minatitlán y el Uxpanapa.
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